Cuando nos encontramos ante un “mal comportamiento” o disruptivo, sobre todo cuando es repetitivo, intenso y abrumador, en ocasiones puede llegar a darnos miedo activar cualquier tecla que despierte al “monstruo”.
¿Y qué pasa con esto?
Bueno, pues que cuando empezamos a tener miedo de despertar reacciones, no estamos colocados en el lugar que nos corresponde.
Es ahí cuando te digo que los niños necesitan orden.
Las relaciones horizontales en la familia se deben entender de ser humano a ser humano, es decir, tenemos los mismos derechos; ahora, como padre o madre, tengo una posición vertical que es importante que la tenga clara.
Las relaciones madre/padre vs hijo/hija, si o si son asimétricas, no por poder, sino por necesidad de cuidado.
Las relaciones horizontales necesarias e imprescindibles en la educación respetuosa, educación consciente o educación positiva (llámala como más te guste), son muchas veces mal entendidas.
Estas relaciones horizontales no se basan en la igualdad de “categoría”, es decir, tú estás en la categoría de madre o padre, pero no puedes estar en la categoría de amigo.
Los padres no deben ser amigos de sus hijos.
Lo que te da un amigo, no te lo pude dar un padre o una madre (no debería al menos…), aunque las dos relaciones/categorías si o si se sustentan en la horizontalidad en cuanto a ser humano.
Recuerdo hace muchos años, que circulaba un video en inglés de una madre que al finalizar el video (de humor) decía “si tienes un amigo de 3 años, tienes un problema” y esto, es 100% verdad.
Nuestros hijos no pueden ser nuestros amigos, y a la inversa tampoco.
Otra cosa es tener una gran confianza, intimidad emocional, conexión, etc. Eso sí te corresponde, pero amistad no.
Creo que, si tú ahora piensas en algún amigo o amiga, y después en tus padres, podrás entender perfectamente lo que te estoy describiendo.
El rol como padres si o si lleva inherente la labor de cuidado, de velar por el bien superior de tu hijo o hija.
Cuando entendemos mal las relaciones horizontales y nuestro papel como adulto de referencia, puede pasar que nos bloqueemos ante situaciones en las que nuestros hijos e hijas necesitan más de nosotros.
Si no nos colocamos en “MODO” madre o padre ante un desborde emocional, mala contestación, peticiones mal hechas, y entramos en modo evitativo, el niño o la niña se siente perdido.
Hablar y acompañar con firmeza no debería implicar perder esa relación horizontal, pero si asegurar mi situación como madre o padre para poder darte el soporte y orientación necesario.
¿Qué pasa cuando me hago pequeñito o pequeñita ante una reacción de mi hijo o hija?
Tal vez me digas “que él o ella se hace grande”; y mira no… lo que le pasa al peque o a la peque es que empieza a gritar por dentro “mamá/papá ayúdame”, pero cada vez de una forma más y más explosiva, descontrolada, porque le está faltando uno de los dos muros que contienen las relaciones horizontales: amor y respeto.
Cuando yo me estoy faltando el respeto a mi misma o mismo, y no asumo que no tengo herramientas para poder acompañar-me y acompañarlo (o no quiero o me abruma), mi hijo o hija se está asomando a la vida sin ese balcón tan importante que somos los padres y las madres.
Es necesario que asumamos que ambas partes debemos cubrir estas relaciones horizontales, porque gran parte de los malos comportamientos aparecen por la falta del segundo muro: respeto.
Respeto hacia mi y respeto hacia ti, y cuando lo que te tengo es miedo a mínimamente incomodar porque no se cuál va a ser tu reacción y evito y evito, la relación horizontal se pierde, y por ambas partes.
Evitar las emociones de nuestros hijos e hijas, nada tiene de respetuoso, realmente todo lo contrario.
No estamos dando el soporte emocional que precisan, y ante nuestra falta de reacción, se crea una sensación de abandono.
Que quieras establecer en tu casa unas relaciones horizontales, no pude llevar por tierra tu labor como madre o padre.
Sostener emociones se hace desde la firmeza, es decir, desde la seguridad de lo que hago y ofrezco.
Y si las reacciones de nuestros peques nos abruman y asustan, ellos se sienten perdidos.
¿Cómo hacerlo entonces?
- Entiende que, si lo hace así, es porque no sabe hacerlo de otra manera
- El mensaje que tiene que llegar es “te quiero, eres importante y se que lo estás pasando mal”
- Da pequeños pasos, respira y ten la seguridad de que te necesita, aunque parezca todo lo contrario
Te lo decía al inicio, los peques necesitan orden, y para su orden interior necesitan un adulto o adulta seguro y confiado, y con la claridad de que aunque somos iguales en derechos, yo cuido de ti y no me das miedo.
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